Robert Musil: Tes mujeres, Tonka

A menudo esto se convertía en sueños –o tal vez en un principio lo hubieran sido–, sobre cuyo pálido mundo de sombras él se levantaba cuando quedaba libre del peso de su trabajo, como si fuera para avisarle que este trabajo no era su vida auténtica.

Franz Kafka: Un artista del trapecio

Alarmado, creyó ver en aquel sueño, aparentemente tranquilo, en que habían terminado los lloros, comenzar a dibujarse la primera arruga en la lisa frente infantil del artista del trapecio.

Miguel de Cervantes Saavedra: Los trabajos de Persiles y Sigismunda

Pero, como le acosaban varios y tristes pensamientos, no podía el sueño tomar posesión de sus sentidos (...)