sábado, 23 de agosto de 2008

Sándor Márai, en su última carta

Sin embargo, sería agradable poder estar sentado de nuevo con usted en uno de los escalones de mármol de la espumeante Escalera Española, comentar los sueños y la realidad, tomar luego juntos un vermut en el Café Greco. Ahora, en mi soledad, me persiguen con frecuencia los sueños y yo quisiera obtener, de forma laica, la respuesta a una pregunta impropia que no es posible plantear en la buena sociedad. La pregunta reza: ¿No es posible pensar que tal vez, a pesar de todo, exista el alma?

Carta dirigida a su antigua amiga, Zsuzsa, el 4 de octubre de 1988