sábado, 17 de julio de 2010

Robert Musil: Tes mujeres, Tonka

A menudo esto se convertía en sueños –o tal vez en un principio lo hubieran sido–, sobre cuyo pálido mundo de sombras él se levantaba cuando quedaba libre del peso de su trabajo, como si fuera para avisarle que este trabajo no era su vida auténtica.