Por esta piel sin mácula, por su tersura suave,
tronché columnas firmes, derrumbé la techumbre
de la más alta noche: la de mis sueños puros.
lunes, 30 de julio de 2007
jueves, 26 de julio de 2007
Gioconda Belli: En hora de penetrar el sueño
En hora de penetrar el sueño
decirte adiós momentáneamente
y perderme para vos
así como vos ya estás perdido para mí
en el silencio de tus pestañas
apretadamente cerradas.
decirte adiós momentáneamente
y perderme para vos
así como vos ya estás perdido para mí
en el silencio de tus pestañas
apretadamente cerradas.
lunes, 23 de julio de 2007
Julio Cortázar: Rayuela
Sólo en sueños, en la poesía y en los juegos... nos asomamos a veces a lo que fuimos antes de ser esto que vaya a saber si somos.
martes, 17 de julio de 2007
Cesaré Pavese: Traición
Esta mañana ya no estoy solo. Una mujer tierna
está tendida en el fondo y me lastra la proa
de la barca que avanza a duras penas por el agua tranquila,
aún gélida y turbia por el sueño nocturno.
está tendida en el fondo y me lastra la proa
de la barca que avanza a duras penas por el agua tranquila,
aún gélida y turbia por el sueño nocturno.
jueves, 12 de julio de 2007
lunes, 9 de julio de 2007
Barricada: Deja que esto no acabe nunca
Sé que terminó mi tiempo de descanso
la noche que volví a soñar contigo.
la noche que volví a soñar contigo.
viernes, 6 de julio de 2007
lunes, 2 de julio de 2007
Eclesiástico 40, 1-2 y 5-7
Penosa suerte se le ha dado a todo hombre,
pesado yugo a los hijos de Adán,
desde el día en que salen del seno de su madre
hasta el día de su vuelta a la madre de todos.
El tema de sus reflexiones, el temor de su corazón,
es la espera angustiosa del día de la muerte.
(...)
Y a la hora en que en la cama se descansa
el sueño de la noche trae nuevas inquietudes;
apenas se ha descansado un poco o nada,
cuando al punto, lo mismo en sueño que en vigilia,
se siente uno turbado por sus propias visiones,
como un fugitivo escapado del combate;
y en el momento de la liberación, se despierta
y se sorprende de haber temido en vano.
pesado yugo a los hijos de Adán,
desde el día en que salen del seno de su madre
hasta el día de su vuelta a la madre de todos.
El tema de sus reflexiones, el temor de su corazón,
es la espera angustiosa del día de la muerte.
(...)
Y a la hora en que en la cama se descansa
el sueño de la noche trae nuevas inquietudes;
apenas se ha descansado un poco o nada,
cuando al punto, lo mismo en sueño que en vigilia,
se siente uno turbado por sus propias visiones,
como un fugitivo escapado del combate;
y en el momento de la liberación, se despierta
y se sorprende de haber temido en vano.
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