Cuento esos episodios breve y apresuradamente a medida que me vienen a la cabeza; mi memoria rebosa con millares de detalles semejantes, multitud de caras, gestos, relatos, confesiones, entrelazados y tejidos [...], un monstruoso edificio de sueños construido por entero con realidad y que, sin embargo, no es realidad, sino sólo el recipiente que contiene el misterio del ser humano.