sábado, 4 de septiembre de 2010
Marcel Proust: En busca del tiempo perdido, I. Por el Camino de Swann.
Y una vez que el novelista nos ha puesto en ese estado [...] en el que su libro vendrá a inquietarnos como nos inquieta un sueño, pero un sueño más claro que los que tenemos dormidos, y que nos durará más en el recuerdo, entonces desencadena en nuestro seno, por una hora, todas las dichas y desventuras posibles, de esas que en la vida tardaríamos muchos años en conocer unas cuantas, y las más intensas de las cuales se nos escaparían, porque la lentitud con que se producen nos impide percibirlas.