—¿Qué soñaba usted?
—Ah, bueno —contestó tal vez desorientado—. Había por medio una película de dibujos animados de Porky. —Señaló la tele—. Se mete en los sueños, ya se sabe. Aparato infame.
jueves, 30 de diciembre de 2010
Thomas Pynchon: La subasta del lote 49
Podrías enamorarte de mí, consultar con mi comecocos, esconder un magnetófono en mi dormitorio, comprobar de qué hablo desde dondequiera que esté cuando sueño.
miércoles, 22 de diciembre de 2010
Shinoflow: Fue tan importante
Yo sé que estará escondida,
dejando la luz encendida,
quedándote medio dormida,
buscando en un sueño
dónde está la salida.
No hay quien encuentre
esa llamada perdida,
no hay quien te salve la vida,
estarás vestida de novia en Las Vegas,
serás una estrella que ya no brilla.
domingo, 19 de diciembre de 2010
Jorge Luis Borges: Two english poems
I offer you that kernel of myself that I have saved, somehow —the central heart that deals not in words, traffics not with dreams, and is untouched by time, by joy, by adversities.
viernes, 10 de diciembre de 2010
Mark Mulcahy: All for the best
Waking up and the bed was made.
No one looked me in the eye.
The more I tried, the more I cried.
But it's all for the best.
No one looked me in the eye.
The more I tried, the more I cried.
But it's all for the best.
miércoles, 8 de diciembre de 2010
Raymond Carver: Fiebre
A la mañana siguiente, cuando sonó el despertador, le dieron ganas de no abrir los ojos y seguir soñando. El sueño tenía que ver con una granja. Y también había una cascada. Alguien, no sabía quien, caminaba por la carretera llevando algo. Tal vez fuese una cesta con la merienda. No era un sueño inquietante. En él parecía existir una sensación de bienestar.
Finalmente, se dio la vuelta y apagó el despertador. Se quedó tumbado un rato más. Luego se levantó, se puso las zapatillas y fue a la cocina a poner café.
Finalmente, se dio la vuelta y apagó el despertador. Se quedó tumbado un rato más. Luego se levantó, se puso las zapatillas y fue a la cocina a poner café.
martes, 7 de diciembre de 2010
Poema de Gilgamesh (aprox. siglo XXVII a. C.)
[...] en cuanto le tocó, despertóse el hombre.
Gilgamesh dijo a él, a Utnapisthim el Lejano:
«¡Apenas el sueño me ha invadido, Cuando me tocas y me despiertas!»
Gilgamesh dijo a él, a Utnapisthim el Lejano:
«¡Apenas el sueño me ha invadido, Cuando me tocas y me despiertas!»
martes, 19 de octubre de 2010
Marcel Proust: En busca del tiempo perdido, III. El mundo de Guermantes (1920-1921)
La necesidad de ensueño, el deseo de ser dichoso merced a aquello con que se ha soñado hacen que no sea menester mucho tiempo para que uno confíe todas sus probabilidades de felicidad ala que pocos días antes no era más que una aparición fortuita, desconocida, indiferente.
viernes, 8 de octubre de 2010
William Shakespeare: La Tempestad. [tomado de Dr. en Alaska]
Las altas torres, los bellos palacios, los templos solemnes, todo el globo en realidad, todo ello terminará por disolverse y como una pantomima insustancial no dejará el menor rastro. De la misma sustancia que los sueños estamos hechos y nuestras pequeñas vidas terminan con un sueño.
domingo, 26 de septiembre de 2010
Milan Kundera: La insoportable levedad del ser (1985)
Tardó un rato en comprender que no conocía a aquella muchacha [...], que era la muchacha de un sueño, que no era de ninguna otra parte.
miércoles, 22 de septiembre de 2010
Marcel Proust: En busca del tiempo perdido, I. A la sombra de las muchachas en flor (1919)
No –me respondió el pintor– cuando un alma tiende al ensueño, no hay que apartarla de él ni dárselo con ración. Mientras desvíe usted su alma de los ensueños se quedará sin conocerlos y será usted juguete de mil apariencias, porque no ha comprendido usted su naturaleza. Si se estima que soñar un poco es peligroso, lo que cure no habrá de ser soñar menos, sino soñar más, el pleno ensueño. Es menester que conozcamos muy bien nuestros ensueños para que no nos duelan; hay una separación de la vida y el ensueño tan útil de hacer, que muchas veces me digo si no se la debiera practicar preventivamente, por si acaso.
miércoles, 8 de septiembre de 2010
Marcel Proust: En busca del tiempo perdido, I. Por el Camino de Swann.
La morada que yo reconstruyera en las tinieblas se iba en busca de las moradas entrevistas en el torbellino del despertar, puesta en fuga por ese pálido signo que trazó por encima de sus cortinas el dedo tieso de la luz del día.
sábado, 4 de septiembre de 2010
Marcel Proust: En busca del tiempo perdido, I. Por el Camino de Swann.
Y una vez que el novelista nos ha puesto en ese estado [...] en el que su libro vendrá a inquietarnos como nos inquieta un sueño, pero un sueño más claro que los que tenemos dormidos, y que nos durará más en el recuerdo, entonces desencadena en nuestro seno, por una hora, todas las dichas y desventuras posibles, de esas que en la vida tardaríamos muchos años en conocer unas cuantas, y las más intensas de las cuales se nos escaparían, porque la lentitud con que se producen nos impide percibirlas.
miércoles, 1 de septiembre de 2010
Paula Varela: Peces nocturnos
te despertás, al fin,
en la noche de tu propia existencia
y disfrutás de la calma y la lucidez
mientras, imperceptiblemente,
se acercan los peces libres por el cielo
y comienza, otra vez, a nevar sobre tu boca.
en la noche de tu propia existencia
y disfrutás de la calma y la lucidez
mientras, imperceptiblemente,
se acercan los peces libres por el cielo
y comienza, otra vez, a nevar sobre tu boca.
lunes, 23 de agosto de 2010
sábado, 21 de agosto de 2010
George Perec: Las cosas
Sus pasiones no conocían límites; su libertad no encontraba trabas.
Pero se ahogaban bajo el amontonamiento de los detalles. Las imágenes se difuminaban, se enturbiaban; no podían retener sino algunas briznas de ellas, desvaídas y confusas, frágiles, obsesionantes y estúpidas, empobrecidas. No eran ya una continuidad total, sino cuadros aislados; no una unidad serena, sino una fragmentación crispada, como si esas imágenes no hubieran sido nunca sino reflejos muy lejanos, enormemente oscurecidos, centelleos alusivos, ilusorios, que se desvanecían apenas nacían, polvos: la irrisoria proyección de sus deseos más torpes, un impalpable polvo que cubría flacos esplendores, jirones de sueños que jamás podrían asir.
Pero se ahogaban bajo el amontonamiento de los detalles. Las imágenes se difuminaban, se enturbiaban; no podían retener sino algunas briznas de ellas, desvaídas y confusas, frágiles, obsesionantes y estúpidas, empobrecidas. No eran ya una continuidad total, sino cuadros aislados; no una unidad serena, sino una fragmentación crispada, como si esas imágenes no hubieran sido nunca sino reflejos muy lejanos, enormemente oscurecidos, centelleos alusivos, ilusorios, que se desvanecían apenas nacían, polvos: la irrisoria proyección de sus deseos más torpes, un impalpable polvo que cubría flacos esplendores, jirones de sueños que jamás podrían asir.
martes, 20 de julio de 2010
John Fante: Pregúntale al polvo
No vengas en seguida, Camila; deja que esté un rato solo para acostumbrarme a este insólito entusiasmo; permíteme estar solo mientras viajo con la cabeza por el encanto infinito de tu gloria radiante; déjame solo un ratito nada más para desear y soñar con los ojos bien abiertos.
sábado, 17 de julio de 2010
Robert Musil: Tes mujeres, Tonka
A menudo esto se convertía en sueños –o tal vez en un principio lo hubieran sido–, sobre cuyo pálido mundo de sombras él se levantaba cuando quedaba libre del peso de su trabajo, como si fuera para avisarle que este trabajo no era su vida auténtica.
martes, 6 de julio de 2010
Sandor Marai: La amante de Bolzano
Como si fuera la única situación natural y razonable en la vida humana, como si no se pudiese comprender por qué hasta entonces habían hecho otras cosas, por qué habían vivido otras situaciones, como si hubieran estado preparándose para ese instante durante mucho tiempo, con toda su voluntad, con todo su deseo, en la vigilia y en el sueño.
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